Naciones Unidas advirtió que unos 10 millones de personas sufrirán un empeoramiento de la crisis alimentaria y nutricional que afecta a Níger, Senegal, Burkina Faso, Malí, Mauritania, Chad, Camerún y Nigeria.
El Sahel es una región frágil a nivel ecológico, propensa a sufrir estas crisis. Incluso en un año “normal”, la mitad de los niños y niñas menores de cinco años sufren malnutrición crónica. La tasa de malnutrición aguda en niños y niñas se mantiene de forma constante por encima del umbral de emergencia del 10% establecido por UNICEF. Incluso en los años en los que “no hay” crisis, 300.000 niños y niñas mueren por causas relacionadas con la malnutrición.
Catherine Bragg, Secretaria General adjunta de la ONU aseguró que “para muchos la crisis ya empezó” y entre los afectados hay más de un millón de niños menores de cinco años de edad. Según el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef), ese peligro avanza en Chad, Burkina Faso, Mauritania, Malí, Níger, Nigeria, Camerún y el norte de Senegal.
La situación es tal que muchas familias se han visto obligadas a alimentarse de mijo, madera de los árboles y los deshechos destinados a los pocos animales que quedan, ya que la falta de agua y pasto ha acabado con ellos. No se salvan ni las hormigas, y es que la desesperación es tan grande que en algunas comunidades sus miembros han destruido hormigueros para poder acceder al grano almacenado por las hormigas.
En ocasiones, las familias se ven forzadas a vender el ganado, lo que resulta ser una dura decisión. Alhousseini, líder de un clan nigerino, explicó que en la escasez llegan a tener que elegir entre el ganado, que aseguraría el futuro, y los hijos.